TODO SALDRÁ MAL. QUÉ ES EL PENSAMIENTO CATASTRÓFICO Y CÓMO CONTROLARLO

 

 



 

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A veces tendemos a inventar problemas donde no los hay, pero eso se puede cambiar.

 

¿El empleador rechazó el currículum? Lo sabía, nadie me va a contratar jamás, y tendré que mendigar el resto de mi vida o ser la carga cuello de mis padres para no morirme de hambre.

 

¿El niño tiene fiebre? Probablemente sea neumonía, coronavirus, meningitis, enfermedad de vacas locas, virus Ébola, fiebre amarilla, dengue, chikunguña o algo más mortal.

 

¿La pareja sonrió mientras miraba la pantalla del teléfono inteligente? Definitivamente tiene a alguien, pronto me dejará y me quedaré sola hasta el final de mis días.

 

Si tiende a construir cadenas lógicas similares, lo más probable es que sea propensa al catastrofismo o, en otras palabras, al pensamiento catastrófico.

 

 

¿Qué es el pensamiento catastrófico?

 

Este es un sesgo cognitivo que nos hace exagerar en gran medida cualquier evento negativo en nuestras vidas. O incluso no los eventos en sí, sino algún tipo de indicios e insinuaciones separados.

 

El terapeuta cognitivo conductual el Dr.  David D. Burns, el autor de la obra “The New Mood Therapy”, llama al catastrofismo el efecto binocular porque la persona que es propensa a él infla las cosas hasta proporciones gigantescas.

 

La consejerа de salud mental con licencia LMHC,  Danielle Friedman, quien asesora en temas de salud mental, considera la catastrofización como una forma de tergiversación del pensamiento no basada en la realidad objetiva. La consultora cree que hay dos tipos de pensamiento catastrófico.

 

Orientado al presente

 

Es cuando nos parece que ahora mismo algo terrible está pasando en nuestra vida, aunque no tenemos pruebas claras de ello.

 

¿Un ser querido no contestó el teléfono? Debe haber tenido un accidente y murió.

 

¿Hijo adolescente se puso grosero? Definitivamente había consumido drogas, y la agresión es uno de los signos comprobantes de ello.

 

Orientado al futuro

 

En este caso, estamos seguros de que la catastrofización ocurrirá más tarde.

 

¿Tembló el avión en el aire? Los motores están fallando, estamos a punto de caernos y estrellarnos.

 

¿El jefe hizo algún comentario? Pronto me despedirá, puedo ya recoger mis cosas.

 

 

¿Recuerda el cuento de hadas sobre la inteligente Elsa?

 

Elsa la Lista o Elisa la Lista (en alemán, Die kluge Else) es un cuento de hadas de los hermanos Grimm, que es una farsa sobre una joven que siendo conocida como inteligente, hizo muchas cosas estúpidas, vio el futuro con una luz sombría e infectó a otros con sus miedos irrazonables.

 

El Síndrome de Elsa Inteligente o Síndrome de Elsa Pobre en psiquiatría es un estado de ansiedad obsesiva de una persona sobre su futuro, que se ve con colores sombríos. Fue descrito por el Dr. John Flügel en 1945. Este síndrome a menudo se manifiesta entre las madres jóvenes que constantemente sienten que sus hijos están acosados por el peligro por todos lados. En manifestaciones extremas, el síndrome puede resultar en una neurosis obsesiva por controlar completamente la vida de un niño adulto y mantenerlo cerca de él a toda costa.

 

 

¿De dónde viene la catastrofización?

 

Está incorporada en nuestra biología

 

Hasta el 70% de nuestros pensamientos tienen una connotación negativa. Conservamos los malos recuerdos por más tiempo que los buenos, y reaccionamos con mayor intensidad a los estímulos negativos que a los positivos.

 

Si una persona vino a un restaurante, allí le ofrecieron la comida sabrosa y fueron amables con él; esto es algo que se da por sentado y lo olvidará de inmediato. Pero si el camarero fue grosero, el bistec resultó tieso y mal cocido y no se aceptó la tarjeta para pagar el consumo, el visitante se convertirá en un caladero de emociones e hervirá durante varias horas, escribirá una crítica devastadora sobre el establecimiento en redes sociales y se quejará con sus amigos en Facebook, Twitter e Instagram.

 

Una fijación en lo negativo y un deseo persistente de buscar lo malo incluso donde no lo haya es muy posiblemente un mecanismo evolutivo. Hace tiempo en la época de piedra cuando vivíamos en las cuevas, necesitábamos que ejerciera la máxima cautela y vigilancia, que anticipara el peligro de una posible visita del Tigre diente de sable u otro animal potencialmente peligroso y lo evitara con todas nuestras fuerzas. Para el mundo cruel e impredecible en el que anteriormente hemos vivido, era algo necesario e imprescindible. Pero si tal pensamiento es aún necesario ahora es un punto discutible.

 

 

Surge de la ansiedad generalizada

 

Las investigaciones muestran que existe una correlación entre esta forma de pensar y los altos niveles de ansiedad. Y no sólo en adultos, sino también en niños y adolescentes.

 

Las personas que son propensas al pensamiento catastrófico son también generalmente más expuestas a las neurosis y reaccionan dolorosamente a muchos eventos.

 

 

Catastrofización nos trae placer

 

La psicóloga clínica Linda Blair dice que el mecanismo es muy simple. Primero, imaginamos un escenario terrible, y luego, cuando los temores no se confirman, experimentamos un gran alivio. El cerebro persigue estas sensaciones placenteras y nos empuja al catastrofismo.

 

¿Qué tiene de malo el pensamiento catastrófico?

 

Algunos creen que esta es una reacción absolutamente normal y que en general es mejor reasegurarse una vez más que perder algo importante y meterse en problemas. Hay cierta lógica en tal razonamiento. De hecho, la tendencia a catastrofizar puede hacer que la persona esté más alerta, con lo que puede aprender, por ejemplo, a cómo usar aplicaciones que muestran la ubicación de los miembros de la familia con el uso de GPS, o a leer cuidadosamente los documentos antes de transferir dinero a alguna parte.

 

Pero al mismo tiempo, no debemos olvidar que el pensamiento catastrófico no es del todo inofensivo.

 

 

Arruina el estado de ánimo

 

Llamar a las morgues y hospitales, deglutir un sedante e imaginarse vividamente cómo un ser querido quedó tirado en el asfalto sólo porque no le contestó un par de llamadas y mensajes a tiempo es un placer bastante ambiguo.

 

A nadie le gusta experimentar esto y pasar horas de su vida en el horror, ansiedad y presentimientos tenebrosos.

 

 

Conduce a la depresión

 

El psicoterapeuta David Burns considera el catastrofismo como una de las diez distorsiones cognitivas que son responsables del estado anímico deprimido y trastornos depresivos.

 

Desde el punto de vista cognitivo conductual, son precisamente los pensamientos de tinte negativo y las distorsiones cognitivas que de ellos desprenden los que conducen a la depresión.

 

Empeora el dolor

 

Las investigaciones muestran que las personas catastrofistas sienten más dolor. Si una persona imagina enfermedades terribles, es bastante natural que sienta dolor, malestar y otros supuestos síntomas con más agudeza.

 

 

Cómo parar de catastrofizar

 

Desafortunadamente, casi nadie logra dejar de la mano a todo lo negativo, pensar en el bien y no alterarse emocionalmente como les gusta aconsejar a los expertos en redes sociales. Pero si el pensamiento catastrófico se interpone en su vida, hay varias formas de controlarlo.

 

Cambia la redacción

 

David Burns, en su libro The New Mood Therapy, sugiere anotar los pensamientos automáticos que nacen en su cabeza en respuesta a un estímulo particular, examinándolos bajo la lupa, buscando distorsiones cognitivas en ellos para poder llegar, en consecuencia, a los pensamientos más lógicos y prácticos con formulaciones más calmosas.

 

Aquí hay un ejemplo de tal análisis.

 

Pensamiento: No sirvo para nada y nunca conseguiré un buen trabajo.

 

De dónde apareció: Porque varias buenas empresas rechazaron mis solicitudes de empleo.

 

Qué distorsiones cognitivas representa: catastrofización, autodevaluación.

 

Respuesta posible a tales distorsiones: Hasta ahora no puedo encontrar trabajo, y es desconsolante. Pero esto no significa que yo sea un perdedor y que no me contraten nunca en ninguna parte. Tal vez deba ser más paciente, porque incluso los muy buenos candidatos son rechazados periódicamente. O tal vez  también debería reconsiderar mis habilidades y pensar en lo que me falta para un buen puesto y salario.

 

Si trabaja así metódicamente con cada pensamiento que envenena su existencia, después de un tiempo prudente aprenderá a pensar de la manera más realista y constructiva.

 

 

Usa la "prueba del mejor amigo"

 

Hágale una pregunta: ¿qué le diría a un ser querido si estuviera en su lugar y lo atormentara la ansiedad? Lo más probable es que apele a la lógica y los hechos y trate de convencerlo amablemente de que no hay razón para preocuparse. Ahora trata de decirle lo mismo a si mismo.

 

Aparte el tiempo para las preocupaciones

 

Asigne, digamos, 30 minutos al día en los que oficialmente pueda preocuparse y cocerse en la propia salsa de sus miedos. Durante este tiempo, trata de considerar lo que le asusta por todos lados. Analice hasta qué punto este miedo es racional, tal vez sea necesario que escriba sus pensamientos. Cuando se acabe el tiempo, cambie de actividad y dedíquese a otras cosas.

 

 

Tome un descanso

 

Tan pronto como el pensamiento perturbador logró penetrar en su cerebro y lo empuja, por ejemplo, a buscar en Internet síntomas de enfermedades mortales, dígase a sí mismo que debe esperar un poco. Al menos un par de minutos. Durante este tiempo, haga un ejercicio de respiración, camine o tome una taza de té.

 

Cada vez, intente aumentar el tiempo entre el impulso y la acción. Si logra aguantar durante 20 o 30 minutos, el pánico disminuirá y el pensamiento que lo causó ya no parecerá tan aterrador.

 

Contacta a un psicoterapeuta

 

No obstante, no todos los casos se pueden arreglar sin la ayuda de terceros. Si no puede arreglárselas y es sumamente difícil y doloroso para usted manejarlo solo, asegúrese de buscar al especialista competente que pueda ayudarlo. Fíjese especialmente en aquellos que se adhieren al enfoque cognitivo conductual en su trabajo terapéutico ya que se considera uno de los más eficaces contra el catastrofismo y otras distorsiones cognitivas similares.

 

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© Nikolai Barkov, 2023 

 

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