LA DISOCIACIÓN DESENTRAÑADA: DE LA DEFENSA AL TRASTORNO
La disociación es un fenómeno
psicológico complejo, que implica una desconexión
entre pensamientos, identidad, conciencia y memoria. A lo largo de la
historia, diversos teóricos y psicólogos han contribuido a la comprensión y
estudio de este fenómeno desde sus manifestaciones normales hasta sus
expresiones patológicas.
Historia
El concepto de disociación ha sido
estudiado durante mucho tiempo, con referencias a lo que se pueden interpretar
como formas de disociación encontradas en la antigüedad, como los chamanes
transformándose en animales o espíritus en las pinturas rupestres del
Paleolítico y numerosos casos de posesiones demoníacas descritas durante el
Medioevo. El primer caso de trastorno de personalidad múltiple fue reportado
por Paracelso en 1646, y en 1791 Eberhardt Gmelin describió un caso de “cambio
de personalidad” en una mujer joven que podía recordar todas sus actividades
como su “personalidad francesa”, pero la “personalidad alemana” no reconoció la
existencia de la “francésa”.
A finales del siglo XIX, el concepto de
disociación estaba estrechamente vinculado al estudio de la histeria, que era
considerada una enfermedad misteriosa e incoherente con origen en el útero y
exclusiva de las mujeres. El concepto de disociación fue desarrollado por
Pierre Janet, quien creía que la esencia de las psicosis histéricas era la
disociación. El concepto de disociación de Janet se basaba en la separación de
la conciencia de ciertos contenidos mentales, y es el mecanismo subyacente a
los trastornos de conversión y los trastornos disociativos.
Jean-Martin Charcot y Pierre Janet en
Francia, así como Sigmund Freud y Eugen Bleuler en el contexto de la
psicopatología, exploraron la disociación principalmente en el marco del trauma
y el histerismo. William James y Boris Sidis en los Estados Unidos examinaron
la disociación desde una perspectiva más amplia, incluyendo sus manifestaciones
en la vida cotidiana. Morton Prince y Frederick Myers se centraron en casos
extremos de disociación como las personalidades múltiples.
Herbert Spiegel propuso el concepto de “continuum de disociación”, que fue más
tarde desarrollado por Ernest Hilgard, quien introdujo la teoría de la
disociación como un mecanismo de defensa
ante experiencias traumáticas o estresantes.
En el siglo XX, el concepto de
disociación quedó subordinado a los vaivenes político-ideológicos, y su estudio
quedó relegado a un plano secundario.
Sin embargo, en las últimas décadas, el
estudio del trauma psicológico, el abuso y la traumatización compleja ha vuelto
a poner de relieve el concepto de disociación, ya que está estrechamente
vinculado con el desarrollo del trastorno
de estrés postraumático (TEPT) y los trastornos disociativos.
La disociación se puede definir como la
separación de contenidos experienciales y mentales que normalmente están
conectados, pero su significado puede resultar confuso, ya que a menudo se
asocia con condiciones patológicas como el trastorno de estrés postraumático,
los trastornos disociativos y la histeria.
Sin embargo, la disociación también
puede ser un proceso normal y adaptativo en determinadas situaciones, como la
concentración profunda o la meditación.
La capacidad de disociación es mayor en
la infancia y disminuye con la edad, y un exceso de disociación, aunque
inicialmente sea adaptativa, puede llegar a ser patológico.
Definición
La disociación se define de diversas
maneras, pero comúnmente se entiende como una ruptura en la integración normal de la conciencia, la memoria, la
identidad, las emociones, la percepción, el cuerpo y el movimiento.
El concepto de disociación ha sido
explorado por varios autores a lo largo de la historia, cada uno de los cuales
ofrece perspectivas únicas sobre este fenómeno psicológico. El destacado
personaje Pierre Janet destacó el estrechamiento de la conciencia en los
pacientes histéricos debido a una debilidad psicológica que afecta a la función
de síntesis.
El trabajo de Janet estuvo influenciado
por el concepto de desagregación de Moreau de Tours y la concepción dinámica de
Maine de Biran, centrándose en la separación de estados mentales en individuos
histéricos.
Sigmund Freud, aunque se interesó
brevemente en la disociación, desarrolló su teoría de los ataques histéricos,
destacando la importancia de la disociación y el aislamiento de fenómenos
psíquicos específicos en la parálisis histérica. Freud inicialmente apoyó la
teoría de los estados hipnoides de Breuer
como base de la histeria, pero luego pasó a las histerias de defensa, alejándose del concepto del estado hipnoide.
Además, autores contemporáneos como
Binet, Myers, Blondel, McDougall y Jackson han contribuido a la comprensión de
la disociación, siendo el concepto de convergencia de Janet un elemento clave
en el desarrollo de los trastornos disociativos. Estos autores han profundizado
en el contexto histórico, sociocultural y filosófico de la disociación,
arrojando luz sobre su etimología y aura semántica.
Funciones de la Disociación
La disociación puede servir como un
mecanismo de defensa frente al trauma, permitiendo a la persona mantener cierto
nivel de funcionamiento al “aislar” experiencias o recuerdos dolorosos. Sin
embargo, cuando se vuelve crónica o severa, puede conducir a trastornos
disociativos.
El concepto de disociación ha sido
explorado por diversos autores, siendo Pierre Janet una figura destacada. Janet
introdujo el término “desagregación” y más tarde “disociación de la conciencia”,
enfatizando el estrechamiento de la conciencia en pacientes histéricos debido a
la debilidad psicológica, afectando la función de síntesis.
Janet distinguió dos tipos de ideas
fijas: estados emocionales primarios, que son el verdadero origen de la
enfermedad, y estados emocionales secundarios.
La idea fija primaria es un estado
emocional relacionado con un evento de la vida (accidente, trauma) que queda
relegado al subconsciente, mientras que la idea fija secundaria es un estado de
emoción relacionado con una situación específica que el individuo no puede
manejar. La disociación también se considera un mecanismo de defensa en
respuesta a diversas experiencias traumáticas, como abuso sexual, abuso
infantil, agresión, vivir un ataque terrorista, desastres naturales o
accidentes.
El proceso disociativo a menudo se
asocia con un trauma y un trastorno disociativo puede aparecer como reacción a
tales eventos. La disociación puede manifestarse como síntomas funcionales
neurológicos, donde la conciencia del individuo se altera y su identidad,
memoria y percepción se ven afectadas. El proceso disociativo puede conducir al
desarrollo de estados patológicos como el trastorno
de identidad disociativo, que se caracteriza por la presencia de dos o más identidades o estados de
personalidad distintos.
Escala de Experiencias Disociativas (DES)
La Escala de Experiencias Disociativas
(DES) es una herramienta de evaluación psicológica diseñada para medir
experiencias disociativas en individuos. Desarrollado en Estados Unidos por
Bernstein y Putnam, el DES ha sido traducido y validado en varios países, entre
ellos España. El DES consta de 28 ítems, cada uno calificado en una escala de
10 puntos, donde las puntuaciones más altas indican un mayor grado de
experiencias disociativas.
Se ha descubierto que el DES tiene una
alta consistencia interna y confiabilidad, lo que lo convierte en una
herramienta valiosa para evaluar experiencias disociativas tanto en entornos
clínicos como de investigación. La escala se ha utilizado para estudiar
experiencias disociativas en diversas poblaciones, incluidos individuos con
trastornos disociativos, supervivientes de traumas y la población general.
Además del DES, se han desarrollado
otras medidas de experiencias disociativas, como el DES-Taxon (DES-T), una
versión modificada del DES compuesta por ocho ítems que miden con precisión
experiencias disociativas patológicas. El DES-T ha sido validado en Puerto
Rico, aportando evidencia de su validez y utilidad clínica en esta población.
En general, el DES y las medidas
relacionadas de experiencias disociativas son herramientas valiosas para
evaluar y comprender las experiencias disociativas en individuos, contribuyendo
al desarrollo de intervenciones y tratamientos efectivos para los trastornos
disociativos y afecciones relacionadas.
Formas Disociativas Patológicas
En el extremo de la patología,
encontramos condiciones como el trastorno de identidad disociativo
(anteriormente conocido como trastorno de personalidad múltiple), amnesia
disociativa, trastorno de despersonalización/desrealización, entre otros.
La disociación puede manifestarse de
varias maneras, como la amnesia disociativa, donde una persona olvida eventos o
experiencias importantes, incluidas las traumáticas.
La fuga disociativa implica deambular sin
un propósito mientras se experimenta amnesia.
La despersonalización y la
desrealización son otras formas de disociación, donde la despersonalización se
caracteriza por sentirse desapegado del propio cuerpo y pensamientos, y la
desrealización implica una percepción del entorno como irreal o distante.
La disociación puede ser un mecanismo de
defensa en respuesta a diversas experiencias traumáticas, como abuso sexual,
abuso infantil, agresión, sufrir un ataque terrorista, desastres naturales o
accidentes.
La prevalencia de los trastornos
disociativos es aproximadamente del 21% en la población clínica y entre el 5% y
el 10% en la población general.
Criterios del DSM
El Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) proporciona
criterios específicos para el diagnóstico de los trastornos disociativos,
enfatizando la disrupción e/o interrupción de la integración normal de la
conciencia, la memoria, la identidad, la emoción, etc.
El DSM es un texto de referencia muy
utilizado para el diagnóstico de los trastornos mentales. El DSM-5 que es la última
edición incluye criterios y códigos de diagnóstico actualizados para diversos
trastornos mentales. La Guía de Consulta de los Criterios Diagnósticos del
DSM-5 es una guía práctica y accesible que condensa información diagnóstica
esencial del DSM-5, brindando a los médicos un recurso valioso para
diagnosticar eficazmente los trastornos mentales.
La Guía de Consulta de los Criterios
Diagnósticos del DSM-5 incluye la clasificación diagnóstica revisada completa,
así como todos los criterios diagnósticos del DSM-5 en un formato fácil de
usar. Esta referencia concisa ofrece acceso rápido a información esencial para
emitir un diagnóstico. Está diseñado como complemento al DSM-5, ayudando a los
profesionales del campo de la salud mental a incorporar los criterios
diagnósticos del DSM-5 en sus diagnósticos.
La Guía de Consulta de los Criterios
Diagnósticos del DSM-5 se divide en varias secciones, que incluyen conceptos
básicos del DSM-5, criterios y códigos de diagnóstico y un índice alfabético
completo. Abarca una amplia gama de trastornos mentales, incluidos los
trastornos del desarrollo neurológico, la esquizofrenia y otros trastornos
psicóticos, los trastornos bipolares y relacionados, los trastornos depresivos,
los trastornos de ansiedad, los trastornos obsesivo-compulsivos y relacionados,
los trastornos traumáticos y relacionados con el estrés, los trastornos
disociativos, los síntomas somáticos y trastornos relacionados, trastornos de
la alimentación y la alimentación, trastornos de la eliminación, trastornos del
sueño-vigilia, disfunciones sexuales, disforia de género, trastornos
disruptivos, del control de los impulsos y de la conducta, trastornos adictivos
y relacionados con sustancias, trastornos neurocognitivos, trastornos de la
personalidad, trastornos parafílicos, otros trastornos mentales trastornos y
otras condiciones que pueden ser el foco de atención clínica.
Tratamiento de la Disociación
El tratamiento de la disociación suele
involucrar principalmente la terapia
conversacional, también conocida como psicoterapia,
como enfoque principal para los trastornos disociativos acompañada por terapias orientadas al cuerpo (EMDR, Eye
Movement Desensitization and Reprocessing, que significa Desensibilización y
Reprocesamiento del Movimiento Ocular; Masaje Holístico Pulsante, Holistic
Pulsing Massage etc.).
Esta forma de terapia ayuda a
desarrollar nuevas formas de afrontar situaciones estresantes y a hablar sobre
eventos impactantes, angustiosos o dolorosos con la ayuda de un terapeuta, una
vez se ha establecido una relación de confianza y se han adquirido las
habilidades necesarias.
Aunque no existen medicamentos
específicos para tratar los trastornos disociativos, en algunos casos, los
médicos pueden recetar antidepresivos,
ansiolíticos o antipsicóticos para ayudar con los síntomas de salud mental
asociados con estos trastornos.
Además, es fundamental que los pacientes
se sometan a un examen médico para descartar posibles condiciones médicas
subyacentes y recibir el apoyo adecuado de un profesional de la salud mental.
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