Agua y Fuego en el horizonte: el Canon de la Madre Tierra como espejo de las crisis cíclicas
¿Qué es el Canon de la Madre Tierra, su
historia e importancia?
El Canon
de la Madre Tierra,【地母经】, [dì mǔ jīng], que
es el nombre abreviado de Sutra de la Madre
Tierra del Emperador Amarillo,【黄帝地母经】, [huángdì dì mǔ jīng], es un antiguo almanaque agrícola y meteorológico de la tradición
china, estrechamente vinculado al calendario lunar y al ciclo sexagenario Gan
Zhi,【干支】, [gān zhī]. Según
la leyenda, fue compuesto por el Emperador
Amarillo, Huangdi, 【黄帝】, [huángdì], y transmitido junto con el Calendario Amarillo,【黄历】, [huáng lì], base de la cultura calendaría china
tradicional.
Aunque su origen exacto es incierto, el
texto aparece en almanaques campesinos Tongshuo, 【通书】, [tōng shū], desde la dinastía Ming,【明】, [míng], (1368–1644), y la dinastía Qing,【清】, [qīng], (1644–1912), y sus raíces probablemente son
aún más antiguas, vinculadas a las prácticas agrícolas de la China ancestral.
En la primera página de los Tongshuo tradicionales suele
aparecer la Ilustración del Buey de
Primavera Chun Niu Tu , 【春牛图】, [chūn niú tú],
una representación simbólica que informaba a
los agricultores sobre las condiciones climáticas y productivas del año
venidero.
Lo que distingue al Canon de la Madre Tierra es su estructura fija para cada uno de los
60 años del ciclo calendárico. Para cada año, el texto presenta dos partes: un
poema Shi yue ,【诗曰】, [shī yuē], y
un breve pronóstico Bu yue,【卜曰】, [bǔ yuē]. El
poema, escrito en versos clásicos de cinco caracteres, resume en imágenes
simbólicas las condiciones agrícolas, climáticas y sociales esperadas. El
pronóstico complementa con advertencias más concretas o consejos prácticos. Por
ejemplo, para el año Geng Zi (2020), el poema dice: «En
el año Geng Zi, muchas muertes repentinas entre el pueblo»; y el
pronóstico añade: «En los tres inviernos, los cerros se cubrirán de
cementerios». Para el año Bing Wu (2026), leemos: «En
primavera y verano abundarán las inundaciones», y el pronóstico recomienda:
«Cultiva en terrenos altos; las tierras bajas serán arrasadas por el agua».
Estas estructuras poéticas no son predicciones místicas, sino compilaciones
empíricas transmitidas generacionalmente, que reflejan patrones observados a lo
largo de siglos.
El Canon
de la Madre Tierra no es una profecía en sentido místico, sino un compendio
de observaciones empíricas acumuladas durante siglos. Para cada uno de los 60
años del ciclo Gan Zhi, el texto ofrece un poema Shi Yue, 【诗曰】, [shī yuē], y una breve predicción agrícola y social Bu
Yue, 【卜曰】, [bǔ yuē]. Describe cosechas, desastres
naturales, epidemias, hambrunas y agitación social. Su gran valor radica en su
perspectiva cíclica: los patrones energéticos y sociales tienden a repetirse
cada 60 años, y por tanto, el texto sirve como guía para la preparación y
adaptación.
En el contexto moderno, esta información
puede considerarse una forma de pronosticar eventos mundiales y económicos, ya
que el mundo está globalmente interconectado. Si la economía de un país, especialmente
la de China, se ve afectada, esto repercute en otros países. Por lo tanto, el Canon de la Madre Tierra, aunque fue
escrito para China, tiene relevancia global en la actualidad.
El levantamiento de Pingxiang-Liuyang en 1906
El Levantamiento de Pingxiang-Liuyang
de 1906 fue uno de los primeros y más significativos brotes de agitación
campesina y revolucionaria en la China del período tardío de la dinastía Qing,【清】, [qīng], (1644–1912). Ocurrió en las zonas montañosas
que conectan las prefecturas de Pingxiang (en la provincia de
Jiangxi) y Liuyang (en Hunan), regiones históricamente marcadas por la
pobreza rural, la explotación fiscal y la presencia de sociedades secretas como
la Sociedad de los Cielos Abiertos, Gelaohui.
El levantamiento estalló en octubre de
1906, en pleno año Bing Wu,【丙午】, [bǐng wǔ], el
Año del Caballo de Fuego, un período
tradicionalmente asociado en la cultura china con agitación social, extremos
climáticos y transformaciones violentas. Los campesinos, mineros y artesanos
locales, muchos de ellos ya organizados en redes de resistencia clandestina, se
alzaron contra las autoridades imperiales, denunciando la corrupción de los
funcionarios locales, los impuestos abusivos y la falta de respuesta ante
hambrunas y sequías recurrentes.
Los rebeldes, liderados en parte por
miembros del Partido de la Restauración (restauracionistas que anticipaban
ideas republicanas), lograron tomar temporalmente varias ciudades pequeñas y
establecer una especie de autogobierno local. Incluso llegaron a fundar un “Gobierno Popular de la Gran Ming”
simbólico, evocando la dinastía Ming,【明】, [míng], (1368–1644) como símbolo de soberanía china
frente a la dinastía manchú de los Qing, considerada extranjera y
decadente.
Sin embargo, el levantamiento fue
rápidamente sofocado por las tropas imperiales en noviembre de 1906. Cientos de
rebeldes fueron ejecutados, y miles más encarcelados o dispersos. A pesar de su
fracaso militar, el levantamiento tuvo un profundo impacto político: reveló la
fragilidad del régimen Qing y sirvió como catalizador para movimientos
revolucionarios posteriores, incluyendo la eventual Revolución de 1911, que derrocaría a la dinastía.
En retrospectiva, el levantamiento de Pingxiang-Liuyang
se entiende no solo como un acto de desesperación campesina, sino como un
síntoma temprano del colapso sistémico del antiguo orden imperial. Su
ocurrencia en un año como Bing Wu, marcado en el Canon de la Madre Tierra,【地母经】, [dì mǔ jīng], por inundaciones, pestes y “agitación en las
tierras del centro”, subraya la forma en que las crisis sociales y las
creencias cosmológicas se entrelazaban en la conciencia histórica china.
Japón y la «maldición de la Caballo de Fuego»
(Hinoe-Uma)
En la cultura tradicional japonesa,
ciertos años del ciclo sexagenario chino han sido interpretados no solo como
simples marcas calendarías, sino como períodos cargados de significado
simbólico y potencial peligro. Uno de los más temidos es el año conocido como Hinoe-Uma
(ひのえうま), traducido habitualmente como «Caballo
de Fuego Yin» o, de forma más coloquial, «Caballo de Fuego». Este año corresponde a la combinación Bing
Wu,【丙午】, [bǐng wǔ], del sistema Gan Zhi,【干支】, [gān zhī], y se repite cada 60 años.
La creencia popular en Japón sostiene
que las mujeres nacidas en un año Hinoe-Uma traerán desgracia a sus
esposos, en particular, que «quemarán la casa de su marido». Esta idea se
remonta al siglo XVII, cuando la esposa del shogun Tokugawa Iemitsu, nacida
en el año Hinoe-Uma de 1606, fue vinculada de forma probablemente
infundada a una serie de incendios y muertes en el castillo de Edo. Desde
entonces, la superstición se arraigó profundamente en el imaginario colectivo.
La manifestación más dramática de esta
creencia ocurrió en 1966, otro año Bing Wu. A pesar de los avances de
la sociedad japonesa en pleno auge económico, muchas parejas decidieron
retrasar conscientemente los embarazos o evitar tener hijas, temerosas de que
sus hijas nacieran bajo esta «maldición».
Como resultado, la tasa de natalidad en Japón cayó drásticamente: se
registraron aproximadamente 1 millón de nacimientos menos que en los años
anteriores, y en algunos meses el número de alumbramientos descendió hasta un
25 % respecto al promedio.
Esta conducta colectiva no fue meramente
anecdótica; reflejó el poder persistente de las creencias tradicionales incluso
en una sociedad altamente modernizada. Las clínicas de fertilidad vieron un
aumento en consultas para planificar el embarazo fuera del año Hinoe-Uma,
y en la cultura popular surgieron canciones, artículos y debates sobre el
supuesto peligro de ese año.
Curiosamente, en Japón no se considera
infausto el año del Caballo en general, sino específicamente la combinación Hinoe-Uma,
donde el Elemento Fuego Yang (el tercer Tronco Celeste Bing) se alinea con la Rama Terrenal Wu (Caballo). Dado que el Caballo ya está asociado al Fuego en la astrología china, la
combinación resulta en una energía de «Fuego
sobre Fuego»,【火上火】, [huǒ shàng
huǒ], percibida como extremadamente intensa, volátil
e incluso destructiva.
Aunque el miedo ha disminuido en las
generaciones más jóvenes, la huella de Hinoe-Uma sigue presente. El próximo
año Bing
Wu será 2026, y ya hay indicios de que algunos padres en regiones
rurales de Japón están volviendo a expresar inquietudes sobre este ciclo. No
obstante, en el contexto contemporáneo, la superstición se ha transformado más
en una curiosidad cultural que en una guía vital.
En última instancia, el caso de Hinoe-Uma
ilustra cómo los sistemas cosmológicos antiguos, originados en China, fueron
reinterpretados y adaptados en otras sociedades asiáticas, generando respuestas
sociales reales desde decisiones reproductivas hasta políticas demográficas que
trascienden lo meramente simbólico.
60 años de la Revolución Cultural en China:
Energías del año del Caballo de Fuego
Curiosamente, el año Bing
Wu de 1966 coincide con el comienzo de la Revolución Cultural,【文化大革命】, [wénhuà dà gémìng], en China, un período de profunda convulsión
social, política y cultural. La energía del Fuego
sobre Fuego,【火上火】, [huǒ shàng huǒ], simboliza extremos, pasión desbordada,
confrontación y transformación violenta. La combinación del elemento Fuego en los Troncos Celestes, como lo
es Bing,
【丙】, [bǐng], y en la Rama Terrenal Wu, 【午】, [wǔ], asociada al Caballo, genera una energía
volátil, idealista pero destructiva. La Revolución Cultural, con su culto a la
juventud, el caos institucional y la movilización masiva, es una manifestación
histórica coherente con la naturaleza energética del año Bing Wu.
El año 1966, marcado en el calendario
tradicional chino como Bing Wu,【丙午】, [bǐng wǔ], el Año de la Caballo de Fuego, coincide con el inicio de uno de los episodios
más traumáticos y transformadores de la historia moderna de China: la
Revolución Cultural,【文化大革命】, [wénhuà dà
gémìng], lanzada oficialmente por Mao Zedong en mayo de
ese año. Desde la perspectiva de la cosmología china, este no es un simple
accidente histórico, sino una manifestación coherente con la energía inherente
al año Bing Wu.
En el sistema de los Cinco Elementos Wu
Xing,
【五行】, [wǔ xíng], la
combinación Bing Wu representa una acumulación extrema del elemento Fuego: Bing,【丙】, [bǐng], es el Fuego
Yang,
activo, expansivo y abrasador; Wu,【午】, [wǔ], es la Rama
Terrenal del Caballo, también asociada al Fuego en la astrología china. Esta doble presencia de Fuego, “Fuego sobre Fuego”,【火上火】, [huǒ shàng huǒ], genera
una energía volátil, intensa, idealista, pero también caótica, destructiva y
propensa al extremismo.
La Revolución Cultural encarnó
precisamente estas cualidades. Fue un movimiento ideológico impulsado por una
pasión revolucionaria desbocada, que buscaba “quemar” las estructuras
tradicionales, la burocracia del Partido Comunista y cualquier rastro de
“cuatro viejos” (viejas costumbres, cultura, hábitos y pensamiento). Movilizó a
millones de jóvenes así llamadas las
Guardias Rojas en una ola de fervor político, purgas, violencia simbólica y
física, y ruptura social a gran escala. El Fuego
de la ideología devoró no solo instituciones, sino también vidas, familias y el
tejido cultural del país.
El Canon
de la Madre Tierra,【地母经】, [dì mǔ jīng], no menciona revoluciones ni ideologías, pero
describe con precisión poética las condiciones sociales y naturales típicas del
año Bing
Wu: Agitación, conflictos, desequilibrios extremos, y un contraste
entre destrucción y abundancia. En 1966, mientras las ciudades ardían en
enfrentamientos políticos, el campo sufría desorganización agrícola, y los
intelectuales, artistas y funcionarios eran humillados o enviados al exilio
rural. Todo ello responde a la energía del Caballo
de Fuego: dinámica, impulsiva, rebelde…, pero también ciega y
autodestructiva.
Curiosamente, el ciclo de 60 años el
marco del calendario Gan Zhi,【干支】, [gān zhī], devuelve esta energía en 2026. Aunque el
contexto histórico es radicalmente distinto, la misma combinación cósmica
sugiere un año de alta tensión, movilización social, idealismo extremo, riesgos
de conflictos y desastres naturales relacionados con el agua (paradójicamente,
ya que el exceso de Fuego puede
invocar su opuesto). La lección de 1966 no es que el destino se repita, sino
que ciertas energías colectivas tienden a manifestarse de formas similares si
las condiciones sociales lo permiten.
Así, al conmemorarse los 60 años de la
Revolución Cultural en 2026, no se trata de esperar una repetición literal,
sino de reconocer que el año del Caballo
de Fuego como lo describe el Canon de
la Madre Tierra es un período en el que la humanidad debe ejercer
prudencia, equilibrio y contención, para que el Fuego de la pasión no se convierta en incendio social. La historia
china enseña que cuando el Fuego no
se canaliza con sabiduría, consume incluso a quienes lo encendieron.
«Canon de la Madre Tierra» y la pandemia de
Covid-19
El Canon
de la Madre Tierra adquirió una inesperada relevancia global en 2020,
cuando el mundo enfrentó la pandemia de COVID-19. El año 2020 fue Geng
Zi,【庚子】, [gēng zǐ], el Año de la Rata de Metal, y su pronóstico
con imágenes de “muertes repentinas”, “inundaciones”, “hambrunas” y “cerros
cubiertos de cementerios” resonó con una precisión escalofriante en el contexto
de la crisis sanitaria, los desastres climáticos y el colapso logístico global.
Esto demuestra que no solo el Caballo de
Fuego (Bing Wu) es portador de catástrofes en la visión cíclica china:
la Rata, especialmente en su manifestación Metálica, también encarna una
energía profundamente disruptiva. En el imaginario tradicional, la Rata
simboliza tanto la astucia como la destrucción: es portadora de epidemias,
devoradora de reservas y agente del desequilibrio social. Así, tanto el Fuego extremo como la combinación fría y
húmeda de Metal y Agua (como en Geng Zi) pueden desencadenar crisis
profundas: una por exceso de pasión y confrontación, la otra por frío,
ocultamiento y colapso silencioso.
El poema para este año dice:
【(太岁庚子年),人民多暴卒】
[“(tài
suì gēng zǐ nián), rén mín duō bào zú”]
«(En el año Geng Zi [Rata
de Metal]), muchas muertes
repentinas entre el pueblo».
【春夏水淹流,秋冬频饥渴】
[“chūn
xià shuǐ yān liú, qiū dōng pín jī kě”]
«En primavera y verano, inundaciones; en otoño e
invierno, frecuente hambre y sed».
【高田犹及半,晚稻无可割】
[“gāo
tián yóu jí bàn, wǎn dào wú kě gē”]
«En los campos altos, al menos la mitad [del cultivo];
el arroz tardío no se puede cosechar».
【秦淮足流荡,吴楚多劫夺】
[“qín
huái zú liú dàng, wú chǔ duō jié duó”]
«El río Qinhuai está completamente anegado;
en las tierras de Wu y Chu abundan los saqueos».
【桑叶须後贱,蚕娘情不悦】
[“sāng
yè xū hòu jiàn, cán niáng qíng bù yuè”]
«Las hojas de morera se abaratan después, pero las
criadoras de gusanos de seda están descontentas».
【见蚕不见丝,徒劳用心切】
[“jiàn
cán bù jiàn sī, tú láo yòng xīn qiè”]
«Se ven gusanos de seda, pero no seda; en vano todo
su esfuerzo».
El pronóstico agrega:
【鼠耗出头年,高低多偏颇】
[“shǔ
hào chū tóu nián, gāo dī duō piān pō”]
«Año en que la rata destructora emerge: los altos
están en lo alto, los bajos en la miseria».
【更看三冬里,山头起墓田】
[“gèng
kàn sān dōng lǐ, shān tóu qǐ mù tián”]
«Mirad además en los tres inviernos: los cerros se
cubrirán de cementerios».
Estas líneas, escritas hace siglos para
un contexto agrícola, resonaron con una precisión inquietante en 2020. “Muchas muertes repentinas” coincidió con
la rápida propagación del virus y la mortalidad elevada, especialmente entre
personas mayores. Las “inundaciones en
primavera y verano” se reflejaron en los desastres climáticos globales,
mientras que el colapso de las cadenas de suministro y la caída de la
producción agrícola provocaron escasez y hambre en varias regiones.
El proverbio “se ven gusanos de seda, pero no seda” simbolizó perfectamente el
colapso logístico global: había materia prima, pero no se pudo transformar ni
distribuir. “La rata destructora”
reflejó el agravamiento de la desigualdad social: mientras las élites se
aislaban en lujosas residencias, las clases populares sufrían el confinamiento
sin recursos. Y “los cerros cubiertos de
cementerios” evocaron las imágenes de fosas comunes en España, Italia y
ciudades como Nueva York.
Aunque el texto fue escrito para China,
su mensaje cíclico encontró eco en un mundo interconectado. El año Geng
Zi ha sido históricamente difícil: en 1900, la Rebelión de los Bóxers;
en 1960, el Gran Salto Adelante y el hambre masiva; en 2020, la pandemia. Cada
60 años, el patrón se repite con variaciones, pero bajo la misma energía
cósmica.
Año de la Caballo de Fuego (2026) en el «Canon
de la Madre Tierra»
El próximo año Bing Wu,【丙午】, [bǐng wǔ], será 2026, el Año de la Caballo de Fuego. El Canon de
la Madre Tierra ofrece el siguiente pronóstico:
【太岁丙午年,春夏多洪水】
[“tài
suì bǐng wǔ nián, chūn xià duō hóng shuǐ”]
«En el año del Gran Duque Bing Wu, en primavera y
verano abundarán las inundaciones».
【鲁魏多疫灾,谷熟益江东】
[“lǔ
wèi duō yì zāi, gǔ shú yì jiāng dōng”]
«En las tierras de Lu y Wei, plagas y
catástrofes; pero en Jiangdong, al este del río [Yangtsé], la
cosecha de cereales será próspera».
【种植宜高地,低源遭水冲】
[“zhòng
zhí yí gāo dì, dī yuán zāo shuǐ chōng”]
«Cultiva en terrenos altos; las tierras bajas serán
arrasadas por el agua».
【天虫见少丝,桑柘贱成笼】
[“tiān
chóng jiàn shǎo sī, sāng zhè jiàn chéng lóng”]
«El gusano de seda producirá poca seda; las hojas
de morera serán baratas como la hierba».
【六畜多瘟疫,人民少卒终】
[“liù
chù duō wēn yì, rén mín shǎo zú zhōng”]
«Las seis clases de ganado sufrirán pestes, y al
pueblo le será difícil alcanzar la vejez».
El pronóstico final dice:
【马首值岁里,丰稔好田桑】
[“mǎ
shǒu zhí suì lǐ, fēng rěn hǎo tián sāng”]
«Cuando el Caballo
rige el año, la cosecha y los morales serán abundantes».
【春夏须防备,种植怕流荡】
[“chūn
xià xū fáng bèi, zhòng zhí pà liú dàng”]
«Pero en primavera y verano hay que estar en
guardia: al sembrar, teme las inundaciones».
【豆麦并麻粟,偏好宜高冈】
[“dòu
mài bìng má sù, piān hǎo yí gāo gāng”]
«Las legumbres, el trigo, el cáñamo y el mijo se
cultivan mejor en colinas».
Este texto no es un fatalismo, sino una
advertencia práctica. La energía Fuego
sobre Fuego sugiere un año de alta
actividad, pasión e idealismo, pero también de riesgos de sobrecalentamiento,
conflictos y desastres naturales relacionados con el agua —una paradoja clásica
del pensamiento chino, donde el exceso de un elemento genera su opuesto.
Las recomendaciones de cultivar en
tierras altas y diversificar las regiones de producción son consejos de
resiliencia. La mención a las “pestes en
el ganado” y la dificultad de “alcanzar
la vejez” sugieren presión sobre los sistemas sanitarios y la cadena
alimentaria. En la actualidad, estas metáforas pueden traducirse como
advertencias sobre posibles crisis logísticas, brotes zoonóticos, desastres
climáticos y tensiones sociales.
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