Existencialismo, Filosofía oriental y el Tiempo

 

 


 


 

Si necesitamos reflejar el estado de ánimo del siglo XX en el mundo occidental, entonces el existencialismo será el mejor espejo. Esta dirección de la filosofía ha dejado una huella clara en la historia y la literatura y, estudiándola detenidamente, podemos determinar qué tan cerca está de cada uno de nosotros. Este no es necesariamente un sentimiento sombrío de la vida, ya que existen muchos matices en esa forma de pensar, así que no se apresure a enojarse al darse cuenta de la falta del sentido en la existencia (es lo que nos dicen los existencialistas). Quizás aquello por lo que vives ya te rodea, sólo queda darle un mayor sentido a la vida.

 

 

Causas del Surgimiento del Existencialismo

 

Para profundizar en la esencia de la filosofía de la existencia, se puede apreciar el contraste de épocas, por ejemplo, los siglos XVI y XX. Al recordar los movimientos artísticos como el barroco, clasicismo, sentimentalismo, etc., nos impresionará aún más el hecho de que después de la oscura Edad Media la gente sonreía a la vida, y en la década de 1920 esa misma grandeza del hombre renacentista se depreció casi por completo. Por supuesto, la historia preparó a la gente para esto, y no hay que ser tan categórico, porque hubo muchas razones para el surgimiento del existencialismo durante cuatro siglos – han sucedido guerras y revoluciones, inestabilidad económica, enfermedades incurables, incapacidad humana de dar una respuesta adecuada ante los desastres naturales. Todo esto explica nuestra decepción ante la monumentalidad de un individuo y nos empuja a buscar nuestro lugar en el mundo.

 

Los existencialistas fueron los primeros en declarar la ausencia de sentido en la vida. Anteriormente, una persona encontraba la verdad en la fe, en el amor, en la acumulación de la riqueza, en la iluminación y autodesarrollo, pero la cruel verdad salió a la luz, cuando todo el mundo comprendió lo inevitable de la muerte física de cualquier ser humano. Así, la gente empezó a perder a sí mismos como individuos y poco a poco llegó a la conclusión de que nada tenía sentido. El existencialismo es una filosofía que sostiene que cada vez es más difícil no perderse en el mundo. La esencia de la filosofía de la vida radica en encontrar tu propósito, su “Yo”. Así, cada uno debe encontrarse a sí mismo.

 

 

Filosofía del Existencialismo

 

La filosofía del existencialismo está llena de conceptos básicos, por ejemplo, la existencia y la esencia. Detengámonos un poco más en las principales definiciones del existencialismo, expliquemos su esencia y entonces será algo más fácil de permitir que esta filosofía única pase a través de nosotros.

 

Un estado límite es una situación en la que una persona enfrenta a la muerte cara a cara. ¿Por qué es relevante para la filosofía? Después de todo, es precisamente en esos momentos cuando la personalidad abre paso y se revela, y después de momentos agudos y difíciles de soportar, resulta bastante difícil esconderse detrás de la vida cotidiana. Es ahora cuando podemos pensar en lo que haríamos si tuviéramos dificultades, y si nos encontramos en una situación en la que sólo hay tiempo para actuar, entonces nos demostraremos a nosotros mismos. Sería bueno no encontrarnos en las situaciones tan límite, porque la guerra o un desmayo de hambre, que pueden interrumpir la existencia de una persona, son excelentes ejemplos de ello. Sin embargo, la vida presenta a las personas sorpresas desagradables bajo la apariencia de accidentes o ataques terroristas, y luego la mayoría de las personas revelan su esencia, algunos temen por sus vidas y huyen, mientras que otros pueden convertirse en héroes. Nadie lo sabe con certeza, pero es precisamente gracias a un estado límite tan desagradable que la persona puede encontrar la propia esencia.

 

La esencia es, en otras palabras, la naturaleza de una persona. Cualquier creación tiene sentido, aunque los mismos existencialistas afirman que la verdad no le es dada al hombre desde el principio. Esto es cierto; no todos nacemos con el mismo propósito. Un representante puede tener una misión de cómo demostrar su valía en un momento determinado, mientras que para el otro el verdadero logro será todo lo contrario. Una persona puede buscarse a sí misma y su papel en el mundo durante toda su vida y revelar su esencia en un momento completamente inesperado. La filosofía de la existencia enfatiza la necesidad de que la persona reconozca rápidamente su esencia, ya que los objetos ya tienen su propia esencia. El bolígrafo fue creado para escribir, el teléfono para llamar y la persona ¿por qué? No hay respuesta. La persona la busca por sí misma y la encontrará cuando su esencia se manifieste. Hablaremos de esto con un poco más de detalle, primero entendiendo el resto de las definiciones filosóficas importantes.

 

La existencia es la vida directa de un ser. La persona posee la existencia primaria. Es decir, ya existe y para responder la pregunta por qué, busca la respuesta para sí mismo. Toda la filosofía se basa en la fundamentación de la existencia de las personas, porque como una persona está en este mundo, significa que es necesaria para algo. En realidad, es necesario por la esencia que la persona manifiesta durante la vida, su existencia, su ser.

 

El Absurdo es un término igualmente importante en la filosofía del existencialismo. Esta palabra ya no suena negativa, al contrario, adquiere una coloración brillante. Lo absurdo en el arte conduce a una abundancia de significados, pero en el existencialismo, por el contrario, enfatiza el sinsentido de la vida. En el mismo “mito de Sísifo” pasa a primer plano el absurdo de la existencia. Y es gracias al absurdo que se produce la discordia entre la existencia humana y la realidad circundante.

 

Es muy posible mencionar las “náuseas” existenciales como un término separado. La novela homónima de Sartre intriga con un nombre tan extraño. Después de leerla, ya entendemos que el sentimiento más incomprensible que experimenta el personaje principal es una intensificación de las sensaciones al entrar en la conciencia de la existencia.

 

Entonces, la idea central de la filosofía del existencialismo queda clara en el ejemplo de un objeto ordinario, digamos, una taza. Fue creada específicamente para beber, es decir, su existencia está justificada y llena de significado. Esto se puede decir de cualquier objeto, razón por la cual el personaje principal de la novela “Náuseas” de Sartre, Antoine, reacciona nerviosamente ante las cosas materiales. Con esto se nos da una pista de que cada producto que nos rodea ya contiene su propia esencia. Elijen cualquier objeto y vean el significado de su existencia. Eso funciona con todo excepto con la creación de Dios que es el hombre.

 

Una persona no nace con su misión de inmediato; la persona busca su esencia a lo largo de su vida. El objetivo del existencialismo radica en la búsqueda de la verdad. Un rasgo característico de la filosofía es la creencia de que no existe un significado original creado por alguien, pero al mismo tiempo éste se puede encontrar en cada pequeña cosa. Esto no es necesariamente fe, amor y lo que proclamaban en las épocas anteriores. El propósito de la persona puede aparecer en elegir el tipo de la actividad, en el arte o en un momento aparentemente insignificante para los demás. Cada uno de nosotros es capaz de encontrar su propio sentido de la existencia, ¿qué más da si el fin siempre es el mismo?

 

La idea principal del existencialismo es que la persona es única y su posición en el mundo es importante y valiosa en sí misma, incluso ante la obviedad de la muerte. Las enseñanzas de la filosofía de la existencia sitúan la vida humana con sus problemas y preocupaciones en primera posición.

 

 

Principales Ramas del Existencialismo

 

Jean-Paul Sartre, un filósofo francés, dividió el existencialismo en el religioso y el ateo. Si aplicando el existencialismo religioso la solución parece más obvia ya que Dios está detrás de todos los fenómenos existentes, entonces el existencialismo ateo lleva a la persona a una encrucijada. Claramente, si eso ya no es más una cuestión de fe, entonces ¿de qué es?

 

Las categorías de distintas ramas de la filosofía pueden reconocerse en la elección de futuras acciones humanas después de una colisión con el absurdo de la existencia. Los filósofos del siglo XX afirmaron que no hay sentido, luego de que la presión se vuelve tan apremiante que muchos deciden poner fin a la existencia; en otras palabras, prefieren encontrar una salida en el suicidio. Este paso desesperado se presenta como un reconocimiento de la falta de sentido de la existencia, pero la filosofía no es así de sombría como para no poder ofrecer otra solución.

 

La desviación de la verdad es una de las formas probables. La incapacidad de vivir con la conciencia de la falta de sentido puede ayudar a desarrollar la capacidad de encontrar significado, por ejemplo, en la creatividad o en un solo momento. ¿Por qué el sentido de la vida no puede concentrarse en disfrutar de un día de verano o de leer un libro decente? Si, puede. Todo puede volverse significativo, ya todo es individual, sólo necesitas estar imbuido de cada momento de la vida que no tiene precio.

 

La característica del existencialismo permite seguir un camino más que es el camino de la aceptación. Sí, es difícil vivir y al mismo tiempo entender que todos van hacia lo mismo, pero a pesar de ello, puedes aceptarlo y, además, ser feliz.

 

                                                                              

Principales Problemas del Existencialismo

 

El problema del sentido de la vida

 

El existencialismo se extendió por Europa occidental y empujó a la gente a pensar sobre un nuevo significado de la vida. Los problemas de la filosofía son bastante graves, porque es bastante difícil aceptar la situación dentro de la sociedad, cuando uno está rodeado sólo de desesperanza. El mejor ejemplo de explicación de la filosofía de la existencia es el “mito de Sísifo” de Albert Camus, donde en el centro de la obra se coloca un héroe condenado a cargar piedras eternamente sobre un acantilado una y otra vez. El autor plantea el tema del absurdo de la vida, por lo que nos preguntamos sobre su falta de sentido en general.

 

Volviendo a las formas de salir de un apuro, el lector se da cuenta de que uno puede aceptar y disfrutar de la existencia de la realidad monótona. Después del siguiente ascenso, Sísifo vuelve a levantar la piedra a la montaña, pero al mismo tiempo puede mirar a su alrededor y ver algo nuevo para sí mismo. Si incluso en este carácter cíclico hay algún significado, ¿porque realmente no podemos hallar la felicidad para nosotros? El sentido de la vida está en el proceso mismo, en la existencia misma de la persona. El héroe de Camus, por ejemplo, se siente feliz de haber conservado su orgullo, por el cual los dioses lo castigaron. Aunque sufre el castigo por su insolencia hacia ellos, se da cuenta de que se mantuvo fiel a sus convicciones.

 



                                                                              

El problema de la elección

 

La característica más importante del existencialismo es que una persona es responsable de su elección. En una situación límite, puede revelar su esencia. Como regla general, tales situaciones ocurren un momento antes de una posible muerte, por ejemplo, una batalla en una guerra. En la vida ordinaria, la persona sólo puede imaginar lo que haría en caso de algún tipo de desastre, pero todos estos espejismos son destrozados por la cruel realidad. Cuando se encuentra en problemas, el sujeto no encontrará tiempo para pensar, sino que inmediatamente comenzará a actuar. Cómo, ya depende de la responsabilidad de la persona por todo lo que sucede. El principal problema del existencialismo es la salida del individuo de una situación límite. Así es como la gente muestra su heroísmo o, por el contrario, su miedo y su cobardía. Este es el momento de la verdad, el momento de la percepción fenomenal, cuando la persona va más allá de sí misma y de su experiencia rutinaria, abriendo nuevas facetas de la realidad.

 

Los problemas de la filosofía del existencialismo se reflejan claramente en la literatura, pero para comprenderlos no es necesario emprender un ensayo filosófico. Una obra de arte como “La Náusea” de Sartre demuestra el estupor del individuo ante el sentimiento de sentirse inútil en el mundo. Ahora, por supuesto, la psicología está en un nivel alto, y el primer consejo que constantemente viene a la mente es acudir a un especialista para que le sugiera una solución al personaje anhelante. Pero el lector también se enfrentará a un ansia contradictoria de buscar la soledad, que separa al héroe de la sociedad. Antoine sufre por la falta de sentido de la vida y no quiere aceptarlo, por lo que ve una salida en la creatividad.

 

El problema de la soledad

 

El existencialismo también plantea el problema de la soledad humana y el problema de la elección interna. Además, en la filosofía del existencialismo, la libertad ocupa un lugar importante como forma de autorrealización. Al encarnar el propio potencial uno puede hacer frente a la existencia y, al hacerlo, cada persona debe encontrarse verdaderamente a sí misma. Es decir, convertirse en dueño de su propio destino, ser libre, ante todo, de la sociedad que lo rodea.

                                                                              

Existencialismo moderno

 

A pesar de su apariencia relativamente antigua, el existencialismo sigue siendo relevante hoy en día. La gente ha pensado y seguirá pensando en el sentido de la existencia, por eso busca opciones, apoyándose en ocasiones en nuevas versiones. Si recordamos las razones del surgimiento del existencialismo, podemos entender por qué el desarrollo de esta corriente en filosofía es bastante comprensible. El hombre se ha vuelto impotente ante el progreso tecnológico. Al vivir en un mundo “avanzado” y en constante cambio, lo quiera o no, se preguntará cuál es su propósito, porque los nuevos dispositivos van paso a paso por delante de cualquier ser humano en su desarrollo. Desafortunadamente, no hay garantías de que cada uno de nosotros esté libre de situaciones psicológicas conflictivas. Sería fantástico que las circunstancias que despiertan las “náuseas” metafísicas nos llevaran inmediatamente a la respuesta a la eterna pregunta. Sin embargo, quizás cada persona deba recorrer su propio camino de desarrollo de la personalidad. Por eso se puede llamar al existencialismo una filosofía moderna que surgió a principios del siglo XX.

 

 

Filosofía Tradicional China y Existencialismo

 

La filosofía tradicional china y el existencialismo, aunque surgieron en contextos históricos y culturales muy diferentes, comparten algunas similitudes fundamentales en su enfoque sobre la existencia humana, el sentido de la vida y la naturaleza del ser. A través del Daoísmo, el confucianismo y el budismo, la filosofía china aborda preguntas existenciales similares a las que plantean los filósofos existencialistas occidentales, como Jean-Paul Sartre, Albert Camus y Martin Heidegger.

 

 

Daoísmo y Existencia Fluida

 

El Daoísmo, uno de los pilares de la filosofía china, se centra en el concepto del Dao 道】, que se traduce como “El Camino”. El Dao representa el flujo natural del universo, una fuerza que trasciende la racionalidad humana y no puede ser comprendida del todo, solo experimentada. Los textos fundamentales del Daoísmo, como el “Dao de jing” de Laozi y el “Zhuangzi”, destacan la importancia de vivir en armonía con este flujo natural y no resistirse a la naturaleza cambiante de la existencia.

 

Aquí, encontramos una similitud con el existencialismo en la idea de que la existencia humana está inmersa en una realidad que a menudo parece irracional e incomprensible. Para el Daoísmo, la clave es aceptar la impermanencia y la incertidumbre, vivir de manera espontánea y libre, algo que se asemeja a las ideas de Sartre sobre la libertad radical y la angustia existencial que surge cuando el ser humano se enfrenta a un universo sin un propósito predeterminado.

 

 

Confucianismo y la Búsqueda del Sentido en la Relación con los Demás

 

El confucianismo, fundado por Confucio, se basa en la importancia de las relaciones humanas, la ética y la moralidad en la construcción de una vida significativa. Los textos clave, como los “Analectas de Confucio” y el “Libro de Mencio”, enfatizan que la vida adquiere sentido a través de la interacción con los demás, el respeto a los ancestros y la adherencia a las normas sociales.

 

En relación con el existencialismo, se puede trazar un paralelismo con las ideas de Jean-Paul Sartre sobre la intersubjetividad. Sartre afirmó que “el infierno son los otros” porque nuestras relaciones con los demás son fundamentales para la comprensión de nosotros mismos y, al mismo tiempo, son una fuente de conflicto y responsabilidad. En el confucianismo, también encontramos esta idea de que la vida individual solo tiene sentido dentro de un contexto social, aunque el enfoque sea más positivo y orientado hacia la armonía social.

 

 

Budismo y la Superación del Sufrimiento Existencial

 

El budismo, que penetró profundamente en la filosofía china y se fusionó con las tradiciones locales, aborda directamente el problema del sufrimiento humano y la naturaleza de la existencia. El “Sutra del Corazón” y el “Sutra del Loto” son textos fundamentales que exploran la impermanencia, el desapego y el vacío (sunyata). El budismo enseña que el sufrimiento surge del apego a las cosas transitorias y que la liberación solo se alcanza al superar la ilusión del yo y el deseo.

 

En el existencialismo, especialmente en las obras de Camus y su concepto del “absurdo”, también encontramos una confrontación directa con el sufrimiento humano. El mito de Sísifo de Camus, en el que el ser humano es consciente de la inutilidad de sus esfuerzos, se asemeja a la idea budista de la repetición cíclica del sufrimiento. Sin embargo, mientras que Camus aboga por una especie de rebelión heroica contra el absurdo, el budismo sugiere una liberación a través de la aceptación profunda de la vacuidad y la meditación.

 

 

Confrontación con la Muerte y el No-ser

 

Tanto el existencialismo como las tradiciones filosóficas chinas se ocupan del problema de la muerte y el no-ser. En el “Zhuangzi”, por ejemplo, se explora la muerte como una transformación natural, y el sabio no teme el fin de su existencia individual porque comprende que es parte del ciclo cósmico del Dao. De manera similar, en el existencialismo, Heidegger en “Ser y tiempo” analiza la muerte como el momento en que el ser humano se enfrenta a la finitud de su existencia y debe asumir la responsabilidad de su vida auténtica.

 

Ambas tradiciones, aunque con enfoques distintos, reconocen la inevitabilidad de la muerte y sugieren que la forma en que respondemos a esta realidad define la calidad de nuestra existencia. Mientras que el Daoísmo promueve la aceptación pacífica del ciclo de la vida y la muerte, el existencialismo occidental a menudo enfatiza la angustia y la necesidad de crear un significado en un mundo que no lo proporciona intrínsecamente.

 

Aunque el existencialismo occidental y la filosofía tradicional china surgen de contextos muy diferentes, ambos abordan preguntas fundamentales sobre la existencia humana, el sentido de la vida, la muerte y la naturaleza de la realidad. El Daoísmo, el confucianismo y el budismo, al igual que las ideas de Sartre, Camus y Heidegger, invitan a una reflexión profunda sobre cómo vivir de manera significativa en un mundo que puede parecer caótico y sin propósito. La convergencia radica en la confrontación con la libertad, el sufrimiento y la muerte, así como en la búsqueda de una vida auténtica y plena.

 

 

Tiempo Lineal y Cíclico

 

El concepto de tiempo es fundamental para la comprensión del universo y de la existencia humana en distintas culturas y tradiciones religiosas. En este sentido, las tradiciones abrahámicas y las tradiciones orientales presentan dos visiones marcadamente diferentes sobre la naturaleza del tiempo: la lineal y la circular.

 

Tiempo Lineal en las Tradiciones Abrahámicas

 

Las religiones abrahámicas (judaísmo, cristianismo e Islam) se basan en una concepción lineal del tiempo. Según esta visión, el tiempo tiene un comienzo, un desarrollo y un fin determinado por Dios. En estas tradiciones, la creación del mundo por parte de Dios marca el inicio del tiempo, y la historia humana se dirige hacia un destino final, como el juicio final o la salvación. Este tiempo lineal está cargado de significado, ya que cada acontecimiento histórico es considerado parte del plan divino.

 

En el judaísmo, el tiempo lineal se refleja en la historia del pueblo de Israel, comenzando con la creación del mundo, continuando con el pacto de Dios con Abraham y llegando a su cumplimiento en la llegada del Mesías. La historia tiene un propósito redentor, y el final de los tiempos está marcado por la restauración de la creación.

 

En el cristianismo, la historia de la salvación sigue un curso lineal desde la creación hasta la segunda venida de Cristo. La encarnación de Jesús es vista como un evento central en la historia, y el tiempo se divide entre antes y después de Cristo. La esperanza cristiana está orientada hacia el futuro, hacia el cumplimiento de las promesas divinas, cuando el tiempo tal como lo conocemos llegará a su fin.

 

En el Islam, el tiempo también es lineal, con un comienzo en la creación y un fin en el Día del Juicio. La vida en la Tierra es vista como una prueba que conduce a una recompensa o castigo en la otra vida. El Corán describe el tiempo como una creación de Dios, y cada evento histórico es una manifestación de Su voluntad. Al final del tiempo, habrá un juicio final en el que todos los seres humanos serán evaluados por sus acciones.

 

 

Tiempo Circular en las Tradiciones Orientales

 

En contraste, las tradiciones religiosas orientales, como el hinduismo y el budismo, tienden a ver el tiempo de manera cíclica. Esta concepción del tiempo se basa en la idea de ciclos infinitos de creación, destrucción y renacimiento, sin un comienzo ni un final absoluto. En lugar de una historia lineal con un propósito definido, el tiempo es visto como una serie de repeticiones constantes, donde los seres y el universo pasan por ciclos de nacimiento, muerte y renacimiento.

 

En el hinduismo, el concepto de “samsara” es central para la comprensión del tiempo. El “samsara” es el ciclo de nacimiento, muerte y renacimiento al que están sujetos todos los seres vivos. Este ciclo está impulsado por el karma, las acciones acumuladas a lo largo de las vidas. Además, el tiempo cósmico en el hinduismo se estructura en vastos ciclos conocidos como “yugas”, que son eras que se repiten de manera infinita, cada una caracterizada por diferentes niveles de virtud y decadencia.

 

El budismo también adopta una visión cíclica del tiempo a través del concepto de “samsara”. Los seres se encuentran atrapados en este ciclo de renacimientos hasta que logran alcanzar el “nirvana”, la liberación del sufrimiento y del ciclo del renacimiento. En este contexto, la historia y el tiempo no son lineales ni conducen a un destino final absoluto, sino que son repetitivos y carecen de un propósito último, más allá de la liberación individual del ciclo.

 

En el Daoísmo, el tiempo y la existencia son vistos como flujos cíclicos y naturales, siguiendo los ritmos del Dao, la fuerza cósmica que subyace en el universo. El tiempo no es una línea recta, sino una serie de ciclos de transformación y cambio que reflejan los principios de equilibrio y armonía presentes en la naturaleza.

 

A modo de cierre, resulta interesante contrastar las características del tiempo en la filosofía oriental con las ideas del tiempo en la filosofía existencialista. Mientras que la filosofía oriental, particularmente en tradiciones como el hinduismo y el budismo, contempla el tiempo como algo cíclico y repetitivo, reflejando el eterno retorno de la vida a través de ciclos de nacimiento, muerte y renacimiento (samsara), la filosofía existencialista, influenciada por pensadores como Jean-Paul Sartre y Martin Heidegger, pone el énfasis en el tiempo finito y lineal de la vida humana.

 

Para el existencialismo, la existencia humana se desarrolla en el tiempo de manera única e irrepetible. La vida es vista como una serie de decisiones y acciones que determinan el ser, en un tiempo que tiene un principio (el nacimiento) y un fin ineludible (la muerte). A diferencia de la filosofía oriental, donde el tiempo se repite en ciclos infinitos y donde el propósito último puede ser escapar de este ciclo, el existencialismo subraya la urgencia del presente y la importancia de vivir de manera auténtica, enfrentando la finitud y la libertad radical del ser humano.

 

En síntesis, mientras que la filosofía oriental percibe el tiempo como un flujo continuo y cíclico, donde la liberación del ciclo es la meta, la filosofía existencialista lo ve como una línea casi recta que se proyecta hacia un final inevitable, invitando a la persona a asumir su libertad y responsabilidad en la construcción de su sentido de vida, dado que el tiempo es limitado y no hay repeticiones. Esta diferencia fundamental subraya visiones contrastantes de la existencia, el propósito y el devenir humano.

 



 

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© Nikolai Barkov, 2024

 

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