TRABAJO EN EQUIPO Y EFECTO RINGELMANN
Los profesionales
de la gerencia y gestión han presentado muchas sugerencias útiles sobre cómo la
construcción del espíritu de equipo puede contribuir a la eficiencia en el
trabajo. La desventaja de todas estas recomendaciones es que si se toman
demasiado literalmente y, por lo tanto, unilateralmente, corren el grave riesgo
de conducir al resultado contrario.
Porque cada moneda tiene un reverso.
Los psicólogos
conocen desde hace mucho tiempo un fenómeno paradójico llamado efecto Ringelmann también conocido como comportamiento free rider o problema del polizón. Los primeros experimentos en los que se
reveló este efecto datan de 1927. Luego, en el curso de experimentaciones con
levantamiento de pesas en grupos de diferentes tamaños, se encontró que a
medida que aumentaba el número de participantes, había una disminución gradual
en el que un individuo promedio contribuía a los resultados del trabajo en
grupo. Entonces, si la productividad de una persona que levanta la barra con
pesas se toma como el 100%, entonces dos personas en promedio en cuatro manos superarán no el doble de
peso como se pudiera pensar, sino tan sólo el 93% de la sumatoria matemática de
los pesos que dos personas pueden levantar por separado. La eficiencia de un
individuo en un grupo de tres personas ya será del 85%, y en un grupo de ocho
personas, solo del 49%.
De la misma
manera, al resolver un problema de tira y
afloja que es el juego de la cuerda
o cinchada que es un juego que pone a dos equipos uno contra el otro en una
prueba de fuerza, la pujanza total del equipo no aumenta en proporción directa
al número de participantes, sino en forma curvilínea.
A medida que el grupo crece de 1 a 12 personas, el esfuerzo promedio de cada
persona disminuye alrededor de un 10%.
Al tratar con los
misterios de este efecto, los científicos se vieron obligados a plantear la
pregunta: "¿Existen condiciones bajo las cuales el grupo como un todo es capaz de superar la suma
de los logros de sus miembros individuales?" Por desgracia, aún no se ha
encontrado una respuesta satisfactoria. Pero los motivos ocultos que conducen a
la disminución de los resultados están aproximadamente claros. Abandonado alguien
a su propia suerte se ve obligado a responder a una sеncilla pregunta: "Si
no soy yo, ¿entonces quién?" En el grupo, la pregunta suena ligeramente
diferente: "¿Y qué hay con los compañeros?". Habiendo dejado de
sentir la responsabilidad exclusiva del resultado final, casi cualquier persona
obedece la ley del ahorro de energía: "Lo que he hecho menos, otros lo
harán".
La prédica del
individualismo extremo en todo el mundo ha pasado de moda desde hace mucho
tiempo, porque en las condiciones modernas en casi cualquier campo, tal vez con
la excepción del arte, es casi imposible lograr resultados sobresalientes por
sí solo. Pero también debemos ser conscientes de que el espíritu de equipo
cultivado multiplicado por el efecto
Ringelmann no promete grandes logros.
Probablemente
sería posible superar la tendencia negativa como en muchos otros casos a través
de un compromiso. A saber, con todas las ventajas del trabajo en equipo,
tampoco se debe descartar por completo la motivación individual. Fomentando la
concentración de los mandos, no está de menos enfatizar la responsabilidad
personal de cada empleado en un área específica de trabajo. Todos deben ser
conscientes de que los demás no compensarán lo que ellos no han completado.
Esto es casi imposible en un equipo formado por las hormiguitas sin rostro que aportan cada una su grano de arena. Por
lo tanto, el cultivo de los méritos individuales de cada empleado debe
convertirse en la tarea más importante de la gestión de personal.
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© Nikolai Barkov, 2023
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